Nuestra trazabilidad del productor a tu taza nos ha permitido conocer cada esfuerzo que nuestros aliados hacen para lograr una buena cosecha.
¡Comencemos! La historia va que desde muy temprano, antes de que salga el sol, nuestros productores alistan su comida y equipo de trabajo (tenates, cuerda, y un costal), la esposa es quien aún más temprano ya debe estar haciendo tortillas hechas a mano para darles de comer a quienes subirán las colinas y caminarán por peligrosos y estrechos caminos, admirando paisajes y escuchando el sonido de aves y demás animales que suenen a las 6 am.
Eligiendo entre los granos más rojos, así se llenan los costales de café, a lo que nosotros lo conocemos como “corte selectivo”.
Siendo las 6 de la tarde ellos vuelven a casa para procesar el café de manera artesanal, quitando impurezas que puedan dañar el sabor y calidad en taza. Luego de 2 días de proceso en secadores artesanales, lo ponen al sol a secar, esto durante aproximadamente 8 días, o dependiendo del clima.
El secado se hace a través de zarandas artesanales de Café y cubiertas plásticas para que los rayos solares no sean directos y muera una parte del Café (llamado embrión), encargado de mantener la semilla con su frescura hasta que vaya a ser tostado.
Finalmente,
nuestro Café pasa por nuestro proceso de tueste. Dos veces por semana se
produce un nuevo lote para mantener la calidad de nuestras semillas
extraídas de las altas montañas de Veracruz, México.